lunes, 29 de octubre de 2007

Así empecé una tarde en esto de los BLOGS de internet; un gran amigo mío me mencionó una manera nueva de poder vernos por internet y saber un poco más sobre nosotros, y esto fué lo que me pidió el cuerpo de escribir por primera vez:

Mi historia en la calle Feria comienza una tarde de Jueves Santo, en la que un amigo mío me dice: Tú no sabes cual es la Hermandad que manda en el Barrio de la Feria.


Yo, al igual que cualquier sevillano, creía fervientemente que la Macarena era la que mandaba en los corazones que moran alli, un poco más delante de la Correduría...

...“una hermandad de barrio”, me dijo, una hermandad de Jueves Santo… y ya son casi 6 años de aquello. He vivido de muchas maneras el Jueves Santo, desde entonces, unos más felices y otros más tristes.

Desde la seguridad que me ha dado el conocimiento de la Semana Mayor, es que nada más intimo y más bonito viví que de los bloque que rodean la Plaza de los Carros. A mi desde pequeñito, me tornearon al son de un barrio cofrade y torero, con su Puente sin río y con un Virgen que cada Miércoles Santo no me deja vivir sin su manto Burdeos por las calles de esta Sevilla judía y mora que me quita el sentío.

Desde pequeñito pense que no había otra verdad que los tres clavos de mi Cristo muerto cruzando el Puente y esa fue mi verdad evangélica que decía: “No hay más Dios que tu Dios”. Hoy las cosas han cambiado, mi hermandad sigue siendo la misma, pero mi HERMANDAD, en donde cumplo, en donde preguntan por mi, en donde me quieren y saben lo que soy y como soy ya no cruza Puente, pero si cruza un río de personas en su Plaza, cada vez que nace la tarde de un Jueves Santo.

La verdad evangélica ha cambiado, distinto Cristo, misma verdad, tres clavos que en la Capilla del Rosario se unen para recordarme que el Papá es el mismo pero que ahora luce en mi corazón desde otra dimensión y desde varios días de la Semana Santa.

Siempre he considerado la Calle Anchalaferia, desde que llegué, mi casa; no ha habido ni un solo día en el que no se me haya querido, y no puedo tener nada más que buenas intenciones aquí dentro, aquí donde está el saquito de mi pecho, ese que late por cada chicotá que le damos “Al de las Manos Grandes” y al que, le gusta unirse con gente como ustedes.

Cuando se empieza en una cosa como esta, te queda en la mente, en la memoria, en el corazón o como se le quiera llamar, la gente que te lo enseñó. Mis palabras van dedicadas a ellos, que me enseñaron a saber querer al barrio y a la hermandad como los propios de allí.

Gracias por hacerme participes de vuestra alegría y gracias sobretodo por hacer posible, que desde hace poco, sea lo más grande que saco y he sacado en mi vida.

Muchos besos Serva La Bari. 2 de agosto de 2007

3 comentarios:

nefer dijo...

Amiguísimo Mirando al Cielo:

Los que como yo hemos crecido en el número 29 de la Calle Feria, los que hemos estado sentados en la barra de "El Tornillo", los que hemos olido el adobo de la acera de enfrente, los que hemos comprado papas fritas pensando aquí o en la Cruz Verde, ....., nosotros no tenemos mérito.

La gente como tú que un buen día llega y nos enseña la suerte que tenemos, esa gente sí que es grande.

1BESO.

Alberto Ramírez Jiménez dijo...

Por la Virgen del Rosario, qué de gente de Monte-Sión hay por los blog!!!!!!

Soy hermano desde hace unos 20 años, pero mi relación estrecha con la hermandad se la debo al Grupo Joven. Desde entonces no me he desvinculado e intento vivirlo todo. Para mi Monte-Sión lo es todo, es mi Semana Santa, son recuerdos de infancia cuando ibamos a recoger la túnica y después a por el catucho de papas,... y la Virgen del Rosario mi única devoción mariana. Muchas veces he pensado cómo seria la tarde de Jueves Santo que no salga en la Cofradía, y todavia no llego ni a imaginarlo.

Un saludo

Mirando al Cielo dijo...

Amiguisimo Nefer:

La grandeza de las cosas reside en las personas que la forman. Y si una cosa puedo decir es que: NO HAY COSA MÁS GRANDE QUE SER DE LA CALLE ANCHALAFERIA. Porque es como ser de un SENTIMIENTO, de una HISTORIA que nos rodea, de formar parte de 450 años de vida.

Porque la vida, querido amigo, no es más que ver como se te cambia el semblante al ver y al comprender positivamente, que nunca jamás vivirás cosa tan GRANDE como la que se vive en ese pequeño Rincón de este gran Valle...

Porque no he derramado más lágrimas que este Jueves Santo, porque mi consuelo fue marchar, porque no veo el día en el que vuelva a disfrutar con con gente como tu debajo de las antiguas maderas del barco de la Plaza de los Carros, porque hasta a mi mujer, (una acérrima defensora de la playa en Semana Mayor), la habeis sabido enseñar la grandeza de esta Plaza.

PORQUE USTEDES SOIS GRANDES!!

1BESO